Tras "Escucha los latidos" y "Nadie se resiste al amor", y haber ganado con “La distancia”, el premio a la mejor canción del año para la revista Rolling Stone en 2014, Carlos Cros vuelve a la carga con "La mejor defensa", su nuevo álbum, repleto de las mejores canciones que ha compuesto jamás y que publica hoy 6 de Octubre bajo el sello de La Cupula Music.
De momento ya hemos podido brincar con uno de los singles de adelanto. “Cuando tú bailas” es una canción ágil, fresca, dinámica y vital que mira sin rubor a los ritmos salvajes de los 50’s, la new wave más vacilona de su admirado Elvis Costello y la elegancia swinguera de un Richard Hawley pasado de anfetas en un caluroso verano en Benidorm. Pero eso solamente es un aperitivo de "La Mejor Defensa", un álbum sin ningún tipo de complejos, donde Carlos Cros busca el escenario, la poética y la musicalidad, pasando por todos los estilos que le han influido a lo largo de su carrera, con el único fin de buscar la canción perfecta, y por encima de todo emocionar.
Cros lleva años cantándole al amor, al desamor y a todas esas pequeñas cosas que no sabemos ver, para glorificarlas y hacer magia con nuestra miserable cotidianidad. Es el más distinguido especialista, nadie lo hace con tanta dulzura y tanta ferocidad. Es esa honestidad la que hace que tanta gente se sienta identificada con sus canciones. Y La Mejor Defensa es puro cine, como su vida, que ha querido compartir con nosotros como un genio del celuloide, como bien dice Marc Ros de Sidonie en la nota de prensa que acompaña su próximo álbum.
Además, durante todos estos años, ha defendido como nadie ese discurso lleno de visceralidad arrolladora y vital, en muchísimos escenarios, con su increíble banda o en compañía de compañeros de este noble y maravilloso o cio como Love of Lesbian, Sidonie o Delafé, con los que ha compartido miles de aventuras.
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SESIÓN GOLFA, por Marc Ros
La Noche se ha ido a la francesa. Ha debido coger un Nit Bus en la Plaça Catalunya o, más probablemente, se habrá subido al primer tren a Portbou desde la estación de Francia para cruzar la frontera. Se habrá ido con sus amigos pedantes y afectados, esos cinéfilos de la Nouvelle Vague. Truffaut, vaya pesado... Hace años que va detrás de ella, seguro que le compra croissants y la embauca con esa técnica de La Noche Americana para hacerle creer que el Día no ha llegado todavía a París, que se habrá quedado dormido en algún cine de Perpignan después de beber Pastis y de haber visto El último tango... ¿Convertir el día en noche con lentes alemanas y truquitos de luz?
Buena artimaña François, pero a nosotros no nos la cuelas ¿Qué habrá salido mal Carlos? ¿Qué habremos hecho para que nuestra musa empezara a bostezar y nos mirara después con sus ojos entornados diciéndonos “jes suis fatiguée”? ¿Desde cuándo nos habla en francés? No descartemos a Godard. Jean-Luc también ejerce una influencia nefasta en ella, ¡otro que tal baila! y nunca mejor dicho. Cayó en sus brazos con el famoso baile de Banda aparte. Nuestra chica no se pudo resistir, le encanta bailar y he de admitir que esta escena era adorable ¡Pero tú bailas mucho mejor, Carlos! Te he visto bailar en el más caluroso de los veranos barceloneses, mientras nuestros amigos estaban en Menorca o en Portugal. Y me has arrancado de la silla en esa terraza de aquel bar del Born para que me olvidara de todo y empezara a hacer movimientos de foxtrot, en medio de un millón de guiris. He oído que Godard le propina unos sopapos intelectuales que ella va soportando como puede. No durarán. Sufrí mucho más cuando salía con Belmondo, Mastroianni y Delon. ¡Menudo trío de petimetres! Menos mal que ninguno de los tres cantaba bien. Ahí es donde entras tú: El rey indiscutible de los karaokes.
Estoy seguro de que cuando escuche “Pretendes” o “Si Algo Sale Mal” se va a desmayar. Deberías haberle cantado esto en lugar del “Somebody to love” de Queen, versión cubalibre, que nos marcamos en la basílica de Santa María del Mar antes de que nos echaran. Estaba muy avergonzada de nosotros y hoy, en su múltiple personalidad, era más la melancólica Jean Seberg de Bonjour tristesse que la impetuosa Katherine Hepburn de La Fiera de mi niña. No era el momento, nos equivocamos, pero no te preocupes, volverá. Llévala al cine, que vea las películas que te emocionan, esas joyas de los ochenta que no dejas de citar: Lady Halcón, La princesa prometida o Tootsie. Id después a tomar algo al Vinilo, pídele perdón cantándole “A Golpes”, con esta canción hasta el mismísimo diablo te pedirá perdón.
¡Hasta yo te pediré perdón querido Carlos! Porque sé que al final te llevarás a la mujer de nuestros sueños. Hay algo de Cary Grant en ti en este disco que como decían de él: actúa bien hasta de espaldas. Llevas años cantándole al amor y al desamor, eres el más distinguido especialista, nadie lo hace con la dulzura y la ferocidad con que lo haces tú. Es esta honestidad la que hace que tanta gente se sienta identificada con tus canciones. Has escrito la banda sonora de mil historias de amor; algunas tan extremas como una película de Bergman, otras tan terroríficas como una de Hitchcock y, la mayoría, tan tiernas, lúcidas y encantadoras como una de Wilder.
Eres un peliculero Carlos, por eso te llevarás a nuestra diosa, porque a ella le encantan las películas y La Mejor Defensa es puro cine, como tu vida, que has querido compartir con nosotros como un genio del celuloide. Déjame darte un consejo citando una frase que dice Humphrey en El sueño eterno de nuestro querido Howard Hawks: vigile a esa chica, ha intentado sentarse sobre mis rodillas cuando yo aún estaba de pie.