Después de una edición que no se ha podido hacer debido a la emergencia sanitaria, el Primavera Pro este año ha apostado para una versión híbrida que ha permitido volver a vivir, por lo menos en parte, las reuniones entre profesionales y especialistas de diferentes lugares del mundo.
De hecho, quien podía estaba físicamente en el CCCB de Barcelona, quien no se ha podido desplazar se ha conectado por videoconferencia, suprimiendo las barreras de la distancia y de la pandemia.
Claro, para el Primavera Sound se tiene que esperar aún al año que viene, pero la edición del 2022 será histórica por más de una razón: aparte de ser la primera edición del festival en su formato completo post Covid, será también la primera vez que se extenderá del 2 de junio hasta el 12 de junio, para celebrar la vuelta a una normalidad que todos estamos esperando.
El cartel de la edición 2022 es un cartel casi infinito y el hype que ha provocado tanto en redes como en la vida real, empezando ya 12 meses antes del festival y después de mucho tiempo sin poder vivir un concierto “como antes”, es algo que se veía venir y que, pero, igualmente, sorprende.
Mientras se espera el Primavera Sound 2022, este año ha vuelto el Primavera Pro, en su versión híbrida, gracias a que muchas personas, más allá de los profesionales del sector, han podido participar en los paneles y en los conciertos que han tenido lugar en la histórica location del CCCB de Barcelona.
Participar físicamente este año ha sido una experiencia rara: distancias, mascarillas, menos gente… pero poder volver a hacer cosas “normales” y a vivir experiencias profesionales en vivo, aunque diferentes, era algo que hacía falta… y mucho.
Como cada año el Primavera Pro se reafirma como el meeting internacional del sector musical y más aún esta edición ha marcado la diferencia siendo un lugar de reencuentro para discutir las experiencias que se han vivido en estos últimos 16 meses alrededor del sector musical a nivel internacional.
Se ha hablado, por esta razón, de las nuevas dinámicas sociales a través del audio, de las nuevas políticas de las plataformas de streaming, de cómo se puede trabajar en el sector cultural desde una perspectiva consecuentemente queer (y en el mes del pride no se podía escoger mejor panel para empezar el Primavera Pro) y de las nuevas masculinidades.
Entre los varios temas que se han tratado, se ha debatido sobre la gestión de derechos editoriales (tema del cual hemos empezado a hablar la semana pasada en este artículo), sobre la programación feminista y otherkin de plataformas online en que se han tenido fiestas durante la pandemia; los conciertos organizados dentro de los universos de los videojuegos; la utilización de los tokens en el panorama musical internacional; el rol de los algoritmos y de las inteligencias artificiales tanto en la vida cotidiana como en la creación y consumo de nueva música; la época de la ‘decolonización’ también de la música; las formas actuales de la canción política y la estetización del trabajo sexual en la música.
Como siempre, aparte de los paneles dirigidos por Aïda Camprubí (periodista musical) en que se ha discutido de los temas más actuales y a veces también controvertidos del sector, ha sido posible participar en conciertos al aire libre en el patio del Centro de Cultura Contemporanea de Barcelona y, para los profesionales, también reservarse unos slots durante los Speed Meetings.
Durante las conferencias ha sido importante la interacción con el público que ha participado desde casa y que podía hacer preguntas y comentar: la finalidad divulgativa del Primavera Pro, gracias a esta edición híbrida, se ha conseguido más que nunca.
Ha sido interesante ver como unas novedades tecnológicas que hace un año ni se conocían (o se veían/vivían de manera totalmente diferente) ya han podido ser objeto de debate y análisis, como por ejemplo en el panel sobre las nuevas dinámicas sociales a través del audio, en que se ha profundizado la novedad de poder escuchar los audios en Whatsapp a doble velocidad, la nueva función de Twitter Spaces, en que se puede hablar de los temas que más nos interesan, Clubhouse y como las dinámicas sociales se hayan adaptado a estas nuevas tecnologías.
También ha sido fascinante descubrir juntos a Aly Gillani de Bandcamp, Nati Linares de Resonate y Liz Pelly, periodista musical de Nueva York (todos conectados desde sus respectivas casas en Estados Unidos y en Londres) lo que ha llevado Bandcamp a crear los Bandcamp Fridays en que Bandcamp no cobra su porcentaje de ganancias y deja que los fans puedan hacer llegar todo lo que pagan en Bandcamp a los artistas que quieran apoyar.
Muy interesante también todo lo que se puede hacer gracias a un sistema de economía cooperativa (“se trata de solidaridad, no de piedad”, como ha dicho la misma Nati Linares) en el ámbito musical para contrastar la cultura de tener que ganar a todo coste, para salir de una mentalidad exclusivamente capitalista que hace más daño de lo que se puede pensar a los artistas con menos recursos, pero no con menos talento.
Cambiando de tema, pero siempre hablando de artistas independientes que navegan en el mar de música fuera del circuito de los labels, en el panel sobre la rebelión de los algoritmos se ha hablado de cómo unas inteligencias artificiales no reconozcan las personas con un color de piel que no sea blanco o cómo otras inteligencias artificiales dejen totalmente afuera del sistema las mujeres, aparte de los artistas con menos streams.
Si la misma Rosalía se queja de esta homogeneización que impide descubrir nuevos sonidos (porque el algoritmo se basa en escuchas previas) y si ha habido manifestaciones en contra de las tendencias más machistas y racistas que no hacen más que ampliar la brecha digital, seguramente se requiere cuanto antes un cambio de dirección.
Cambio que DigitalFems está empujando desde hace años y para que se realice ha colaborado con Houston Party realizando en marzo “Elles Music”, un ciclo de propuestas musicales para visibilizar la brecha de género en el ámbito tecnológico.
Una edición diferente para las modalidades y para la presencia solamente virtual de unos ponentes, pero un Primavera Pro seguramente muy importante e inolvidable, tanto con respecto a la misma manifestación cuanto de valores y debates tratados.
Empieza la cuenta atrás para la edición 2022 en que esperemos podernos abrazar de nuevo y recargar las pilas después de las noches frente a los escenarios, haciendo networking como estábamos acostumbrados a hacer antes del 2020.