La tecnología blockchain puede transformar la industria de la música. Vemos de qué manera.
Dice el filósofo Slavoj Zizek (Liubliana, Eslovenia, 1949), que hoy la filosofía es más importante que nunca, dados los retos que plantea la vida en nuestra era: entre otros, el calentamiento global, la grandes migraciones y, claro, las nuevas tecnologías.
Vamos a abordar una de esas nuevas (¿de verdad nuevas?) tecnologías; una que se yergue sobre el ruido informativo que hoy invade los medios especializados: blockchain. Una tecnología de la que se dice que supone una revolución en la gestión, almacenamiento y transmisión de datos digitales. Se resaltan sus bondades y su carácter casi mesiánico en el sistema de reparto de poderes regente.
Intentaremos recuperar el consejo de Zizek y hacer las preguntas adecuadas con el fin de conocer la nueva herramienta y así promover su uso en beneficio del interés común, si es que es eso posible.
La industria musical se caracteriza por infinitas particularidades. Muchas de ellas hacen que anhelemos formar parte de algo semejante. El arte, la creatividad, el glamour, tal vez. Otras, sin embargo, suponen el reverso oscuro del gigante: el expolio, la falta de transparencia, el ganar a toda costa y la competitividad agresiva, serían probablemente grandes ejemplos de esa cara podrida de la moneda.
Como avanzábamos, en los últimos años ha aparecido una tecnología potencialmente capaz de mejorar la respuesta a muchos de los problemas que los músicos y autores sufren en la industria. Blockchain es un sistema que se presenta capaz de ello y llamado a transformar el modo en que los datos viajan y se comparten en la red. Un sistema dotado de los mecanismos para transformar todas y cada una de las instituciones que operan en internet y, entre ellas, claro, la industria musical.
Vamos a diseccionar al monstruo para descubrir de qué modo podría blockchain transformar la industria de la música.
¿Qué es Blockchain?
Blockchain es, como su propio nombre indica, un genérico para referirse a sistemas organizados en una suerte de cadena de bloques. Bloques que contienen datos. Los datos de cada uno de esos bloques se encuentran incompletos sin otros bloques de la cadena, que completen la información que contienen. Esa cadena de bloques se aloja en todos y cada uno de los servidores que compartan el sistema y, además, están marcados, firmados, es decir, identificados.
Se dice de ella que, por sus cualidades podría ser un sistema que arreglara alguna de esas deficiencias de la industria. Su alojamiento en múltiples servidores al mismo tiempo podría convertirlo en un sistema altamente seguro, puesto que, si se utilizara de la manera correcta, intentar manipular y modificar los datos, significaría tener que hacerlo desde todos los servidores contenedores de la información compartida a la vez.
Por otra parte, podría convertirse en un sistema tremendamente transparente, puesto que todos los usuarios podrías tener acceso a los mismos datos, de modo que no existiría información oculta en ellos, y se podría rastrear, lo que impediría una manipulación unilateral de la información que contienen.
Esas características diferencian a blockchain de muchas bases de datos tradicionales, que se alojan en un solo servidor propiedad de quien las crea y las gestiona.
En estos momentos, blockchain es la tecnología que sustenta la moneda virtual Bitcoin. La cadena de bloques es la base sobre la que se llevan a cabo las transacciones de la famosa moneda, ahora en alza.
Fuente: Blockgeeks
Cuestión de voluntad política
Hasta ahí, todas esas virtudes, felizmente propagadas, quedan en el orden de lo condicional. Si bien es cierto que blockchain puede llegar a ofrecer esas bondades, todo queda supeditado a la decisión de aquellos que gestionen los diferentes sistemas de cadenas de bloques.
La manera en la que se pueden generar bloques de información en sistemas como, por ejemplo, el que sustenta Bitcoin, demandan cantidades ingentes de energía y trabajo informático, lo que reduce la capacidad de empoderarse a la gran mayoría de usuarios que lo utilizan.
También cabe apuntar que sistemas tradicionales de transmisión de datos ofrecen una gran transparencia y seguridad como resultado de una voluntad política de aquellos que los gestionan.
Por lo tanto, todo, al fin, parece reducirse a una cuestión de voluntad política en la gobernanza de dichos sistemas y de consenso entre la mayoría de actores de la industria.
Así, sería bueno preguntarnos, como colectivo y en primer lugar, qué valores deben fundamentar los sistemas que utilicemos para organizar nuestra labor y nuestras relaciones como actores de la industria musical y utilizar las herramientas de las que disponemos para servir a esos valores y no esperar que las herramientas que otros generan aparezcan en esta historia como un Deus Ex Machina para transformar el ecosistema y convertirlo en aquello que anhelamos.
Bien nos puede hacer preguntarnos por qué hasta ahora no ha existido una transparencia generalizada en la relaciones de los actores de la industria musical y por qué ahora, la simple aparición de una nueva herramienta debería cambiar esa, y otras, tradicionales tendencias y políticas generalizadas en la industria musical.
El debate, si es fructífero, quizás pueda aprovechar el potencial de las cadenas de bloques para conseguir los objetivos que la industria se marque y adaptando el funcionamiento de estos sistemas (los mecanismos de generación de bloques, por ejemplo) para esos fines.
¿Cómo puede aplicarse blockchain en la industria de la música?
Se habla mucho de que blockchain es un sistema que parece poder resolver, en primer lugar, los problemas de transparencia en el mercado de los derechos de autor y de la compra-venta de entradas.
La gestión por parte de sociedades de gestión de derechos de autor, se ha caracterizado, en ocasiones, por una falta flagrante de transparencia. No siempre sabemos de qué manera exacta se reparte la recaudación de estas sociedades y a qué corresponden los montantes de los cobros por parte de los autores. Un sistema de pago de derechos que se construya sobre blockchain podría mejorar la calidad de la intermediación de las sociedades, pues los autores podrían tener un mayor acceso directo a los datos de la monetización de sus en concepto de derechos de autoría, ejecución, etc. y esos datos se transmitirían directamente mediante la cadena de bloques, impidiendo que nadie los manipulara. En esa línea trabajan ya alguna nuevas propuestas como Unison Rights que, con la ayuda de tecnología blockchain, pretenden ofrecer una alternativa a los modelos tradicionales.
En cuanto al mercado de entradas, el sistema puede permitir la venta de tickets marcados, identificados digitalmente con dispositivos concretos, lo que impediría su reventa. De ese modo se daría se corregiría en gran parte el problema causante de un conflicto que en poco tiempo ha crecido hasta convertirse en una de las reivindicaciones de las promotoras y artistas consagrados en la industria.
En esa línea, también, hay iniciativas que se están originando dentro del sector de la venta de entradas. Un buen ejemplo es el de la herramienta BaaS, creada por el gigante chino Baidu (conocido como el Google chino), que se presenta como una plataforma de venta de entradas basada en blockchain, para impedir la reventa.
Blockchain en el horizonte
Con lo relatado acerca de blockchain parece bastante obvia la necesidad de adoptar dicha tecnología de manera inmediata para utilizarla en pro de transparencia y la seguridad. Sin embargo, la realidad, como avanzábamos, no es tan sencilla. Sobra decir que muchos de los actores que rigen el devenir de la industria no están por la labor de deshacerse del telón opaco que protege su fructífera recaudación y que no dejarían escapar la oportunidad de mantener el status quo con o sin el uso de herramientas como las cadenas de bloques.
Por otro lado, como apuntábamos antes, el gasto económico, energético y de infraestructuras que demanda el funcionamiento de algunos mecanismos de generación de bloques es enorme. Los servidores que sostienen la red de Bitcoin consumen anualmente el equivalente a la cantidad de energía generada por el estado de Dinamarca en un año. Eso podría suponer un gran problema para la transformación de una industria como la musical en caso de que se opte por sistemas similares.
Pese a ello, existe una nueva herramienta con potencial democratizador y descentralizador de la industria musical que será interesante y necesario explorar en los próximos años. Obviamente, cada uno de los cambios que se produzcan a raíz de la adopción del sistema demandará nuevos servicios. En La Cupula Music estamos alerta de todos y cada uno de los cambios de la industria, estructurales o no, para ofrecer a nuestros usuarios servicios, respuestas y soluciones a las cuestiones que puedan generar dichas transformaciones y a la vez, contribuir a la mejora y evolución la industria y al saneamiento de prácticas depredadoras que generen desigualdad entre los actores que la forman.